El Tri, ¿Sinfónico?
Plinio Santos

Hace algún tiempo Alex Lora y su flotilla -de los cuales me es grato reconocer sus habilidades musicales cuando tocan fuera del Tri-, se presentaron en un magno evento en el auditorio nacional con el fin de llevar a cabo un concierto plenamente diferente a los miles de conciertos que El Tri a dado en su carrera.

Hacer un toquín con la presencia de una Orquesta Sinfónica. Es sabido por todos mis conocidos que no soy gustoso de la música de El Tri -por variadas razones que no atañan en este boletín- y en cuanto supe de este proyecto simplemente me sentí sorprendido por el poder de convencimiento que una casa discográfica puede tener para convocar a un músico como el director de la Orquesta Sinfónica Metropolitana, el maestro Eduardo Díaz Muños, para invitarlo a realizar algo diferente a un concierto, lo estaban invitando a un toquín. Desde luego no imagine la reacción del músico, entonces decidí alejarme de ese pensamiento, y por supuesto que no asistí ni por morbo.

Tiempo después salió, desde luego, el disco llamado; El Tri, Sinfónico, el cual era casi tan patético como vislumbré en mi predicción. Me invitaron a asistir a la conferencia de prensa de este disco, me sentí entusiasmado de asistir en cuanto me dijeron que no estaría Alex Lora sino el Maestro Díaz Muños, se me cocían las habas por preguntarle en que momento sintió que sería bueno hacer eso. El respondió entusiasmado por hacer algo diferente en su carrera y ver cómo la formalidad de una presentación se puede romper en dos segundos. Desde luego los periodistas hicieron referencia a varios grupos extranjeros que han hecho esa función de rock con música de camara y que si eso era la razón y demás preguntas necias que nunca descubrirían un movimiento de mercadotecnia de la industria discográfica. Cuestiones que para mi son bastante claras.

Respecto a Díaz Muños, pienso que efectivamente fue una nueva experiencia nueva para el, no sólo acompañar a El Tri sino escuchar las aberraciones de Lora en compañía de su Orquesta Sinfónica, además de sentir la experiencia de echar un poco de desmadre en el momento justo de una presentación en vivo. Me quiero convencer de que no lo experimentará de nuevo, al menos no con El Tri, ¿porqué no con ellos?, porque efectivamente hay bandas de rock con los que podría trabajar proyectos que sí podrían encajar con una Sinfónica, una Filarmónica, un cuarteto de cuerdas o simplemente una formación o ensamble de la cual pueda generarse un sonido y no un perfecto divorcio como es el caso del Tri.

El gritante de El Tri -como el mismo lo reconoce-, se sabe perfectamente inmerso en un puñado de tonadas mismas que por más de 30 años ha demostrado no poder salir y en este intento por hacer algo más elaborado para un disco nuevo de la banda, resulta más de lo mismo, pero ahora con sonidos nuevos para las tonadas del Tri pero antiquísimos por defecto. Tiempo después me entero que no superó su intención y se avecina el Sinfónico II, que de sinfónico no tiene ni madres -pero hay que conservar el nombre-, en realidad será un ensamble de cuerdas los que esta vez acompañen a El Tri, será que el maestro Díaz Muños sí aprendió de la experiencia y se requiere de una mejor oferta para repetirla.

Respecto a la gran bandera colgada de la larguísima trayectoria de más de 30 años, haciendo lo mismo, si es fácil y no solo fácil sino aburrido y monótono, diciendo las mismas fraces que me generan flojera. Lo que NO es fácil es ser vanguardita durante no 30 ni 20 años, si hay una banda que lo logre en 10 años, ésta ya es una banda digana de respeto y de esas afortunadamente si hay, el Tri desde luego no es una de ellas.

Esta burla se repetió el 29 de septiembre en el Auditorio Nacional y demostrámos una vez más que nuestro intento por degustar música en vivo es posible de satisfacer con platos sencillos disfrazados de gourmet.

Letras de intercambio de opinión al responsable, de los afectados sentimentalmente por esta humilde publicación. Aquí sus más profundos y refinados deseos....